La crítica de arte en la blogosfera: blogs, redes sociales y plataformas de difusión

Durante las últimas semanas he estado preparando el encuentro organizado por The Art Market Agency en Barcelona sobre Arte Online, donde junto a Angélica Millán, La Musa del Arte, tuvimos la oportunidad de hablar sobre el papel de los bloggers en la difusión del arte. Me he tomado esta invitación no sin cierta incomodidad, pues hasta ahora no me había planteado la posibilidad de presentarme como blogger de arte. Me gusta decir que en mi caso el blog apareció sin querer ante la necesidad de encontrar un espacio propio desde donde poder publicar, narrar y crear mi identidad. Así, entiendo el espacio del blog como la habitación propia contemporánea de la que hablaba Virginia Woolf.

Concibo la práctica de la escritura o de la crítica de arte –aunque esto pueda parecer pretencioso- como un ejercicio de creatividad necesario para el entendimiento entre la institución Arte –sean museos, centros de arte, galerías, mercado o artistas- y el público –independientemente del papel, activo o pasivo, que este desempeñe dentro del sector. Realmente el arte no se explica por sí mismo, sino que precisa de discursos que lo complemente y enriquezca. No son pocos los ejemplos contemporáneos de movimientos artísticos que fueron acompañados de corrientes ideológicas, teóricas o prácticas críticas que los integraron e incluso legitimaron. Así, por ejemplo, el artículo que publica Linda Nochlin en 1971, ¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?, al que podríamos considerar como uno de los textos fundacionales de la crítica de arte desde una perspectiva feminista, coincide con la presentación de la exposición Womenhouse en 1972 dirigida por Judy Chicago y Miriam Schapiro, donde se articulan muchas de las prácticas artísticas feministas que posteriormente tuvieron lugar. Escribir sobre arte es, simplemente, acercarse a la práctica artística desde la teoría. Es por ello que el blogger de arte, generalmente un especialista que proviene de los estudios de historia del arte, filosofía o bellas artes, no debe concebir la práctica de la escritura sin el proceso previo de estudio, documentación e investigación. Incluso estos días, preparando la charla en Barcelona y este post, me ha venido acompañando el ensayo de Peio Aguirre La línea de producción de la crítica, (Consonni, 2014). Sobre esta coincidencia de la práctica artística y el discurso teórico Peio escribe: «¿Dónde están, dónde se encuentran los Karl Krauss y las Susan Sontag de hoy? ¿Dónde esos “escritores sin libro” que son los críticos? La respuesta inmediata que asoma casi sin levantar la voz: en la blogosfera. Internet contribuye sin duda al desarrollo de la crítica, nivela los planos, deshace las viejas jerarquías y cancela el permiso cultural, esto es, la presunción de que a la hora de decir algo se tiene que pedir la vez». En más de una ocasión algunas conocidas blogueras me han comentado la enorme oportunidad de desarrollo profesional que ha supuesto el blog de arte a la hora de obtener la posibilidad de introducirse en un mundillo, el del arte contemporáneo, tan retroalimentario. Así y todo el blog y el microblog de arte se han convertido en espacios para el diseño de subjetividades y currículos con grandes dosis de autorrepresentación, narcisismo y publicidad.

Erik Kessels, 24 HRs in photos, 2011. Instalación formada por un mar de fotografías impresas Flickr en un periodo de 24 horas. Photo Jacqueline Poggi.

Erik Kessels, 24 HRs in Photos, 2011. Instalación formada por un mar de fotografías impresas de las imágenes subidas a Flickr en un periodo de 24 horas. Photo Jacqueline Poggi.

¿Cómo enfrentarnos en la era de Internet a tal sobrecarga de información? En la blogosfera aún utilizando fuentes y referencias parecidas y participando de los mismos acontecimientos podemos encontrar subjetividades diferenciales. Así la institución facilita la información –la famosa nota de prensa- y el especialista la distribuye, en ocasiones no sin un alto grado de análisis y opinión. Aquí el blogger asume un rol específico y diría distinto al del crítico o periodista cultural. El escritor de arte se habría convertido en realidad en un art content curator que además cuenta con la capacidad de establecer diálogo con la audiencia a través del amplio abanico de posibilidades comunicativas digitales: desde el blogging al microblogging. Estaría asumiendo el papel de mediador que tradicionalmente había correspondido a la institución y que esta parece estar recuperando empleando esas nuevas tecnologías aplicadas a la comunicación –estrategias y herramientas comunicativas nada desconocidas para el blogger.

Existen en el infinito mundo de Internet innumerables espacios de comunicación sobre arte y cultura contemporáneas. Desde los blogs personales, tan variados como lo son los perfiles formativos y profesionales de quienes los gestionan, hasta plataformas de difusión colaborativas, sin olvidar, por supuesto, los medios digitales desde donde tradicionalmente se venían ejerciendo la crítica, la comunicación y la publicidad. Entonces, ¿qué diferenciaría unos espacios de otros? ¿Qué lugar ocupa el blogger respecto al periodista cultural? Mientras este último trabaja en una redacción bajo una línea editorial que en cierto modo está sujeta a intereses económicos e ideológicos, el blogger de arte actual habla desde la independencia desde un espacio que debe insistirse en no comercial. Es precisamente esta independencia la que le permitiría elegir sus propios contenidos en función de intereses diversos –incluyendo los personales- y la manera de curarlos. En el blog de arte se mezclan la actualidad expositiva y la agenda cultural con la crítica o la visión subjetiva del arte, a veces alejado del hermético lenguaje de la Academia y la rigidez de la crítica de arte en la prensa convencional. Aún desde la diversidad de blogs, personalmente me interesan más los blogs donde la opinión está presente así como aquellos cuyo contenido novedoso viene diversificando la experiencia artística desde las prácticas, colectivos, artistas o espacios expositivos más alternativos, los que habitualmente no tienen cabida en los medios convencionales y comerciales.

Ante la pregunta de si un blogger de arte puede influir en la opinión social se puede observar como algunos profesionales del arte contemporáneo vierten interesantes y respetadas opiniones desde weblogs y redes sociales contando con un gran número de comentarios y comparticiones. Se podría decir que en muchos casos esa influencia se mide en el poder circulacionista del post. Aunque no debería ceñirse únicamente a esto lo cierto es que a mayor número de interacciones aumenta la visibilidad. Lo interesante en cualquier caso no sería tanto el circulacionismo como la trascendencia del poder comunicativo. En ocasiones una crítica negativa desata mayores comentarios, mientras que la complacencia pasa más desapercibida. El contenido diferencial, la opinión personal y la inmediatez, destacan creando mucho mayor tráfico y repercusión que la mera reseña o la nota de prensa, la más común y repetida fórmula en los espacios digitales de comunicación.

Así como en otros ámbitos de la alta y baja cultura, como el mundo de la moda, la gastronomía o los reality shows, se reconocen influyentes perfiles, el mundo del arte contemporáneo se presenta más diversificado e incluso confuso. Sobre esto Peio Aguirre añade: «Cuando un blog se muestra más deseable es cuando se convierte en un espacio estratégico que sin necesidad de comercializarlo es a la vez amateur siendo rigurosamente profesional, manteniéndose distante tanto de la academia como del club regido por la prensa y las revistas estándar». El blog de arte concebido no como un espacio comercial sino como un valor añadido al perfil profesional que se encuentra detrás. En palabras de Peio, una vez más, «un crítico de la cultura hoy en día tiene que ganarse su libertad de la única manera posible: escribiendo gratis. O lo que es lo mismo, escribiendo para sí y llegando de ese modo a un público de forma más directa y menos corrompida». Afirmación que, aun pudiendo estar de acuerdo con ella, está repleta de contradicciones y deja abiertos otros debates.